domingo, 10 de mayo de 2015

Si tuviera que elegir Cap 7 Sonríe para mí...Para siempre



El sol   se encontraba  lo bastante alto
como alumbrar todo a su camino, sentía que hoy sería un gran día, mi manager me había dado el día libre por lo que llamé a Yura para preguntarle que le parecía si almorzábamos juntos y luego salíamos a algún lado, a lo que ella emocionada me respondió que esperaría por mí en su departamento.
Había comprado algunas cosas en una tienda cercana a su casa ya que desde que entre a su casa por primera vez pude ver que era bastante descuidada con su alimentación. Hoy tendríamos un almuerzo ligero, llevaba algunas verduras y dos potes de arroz instantáneo. De camino a su departamento pude ver que Yura se encontraba en el parque bajo el edificio alimentando a un cachorro y sonriendo al verle comer con tantas ganas, y fue así… como recordé aquel día.

Habían pasado un par de días después de haber conocido a aquella chica en la fiesta donde Woobin encontró novia, no podía dejar de pensar en que es lo que estaría haciendo, si comía pensaba en que comida estaría teniendo ella… mis pensamientos estaban desbordándose en recuerdos de ella, de su rostro y de su voz, era la primera vez que me sentía así por alguien y sobre todo alguien menor por lo que quise salir a despejar mi mente. Camine sin rumbo, recuerdo que eran cerca de las 7 de la tarde y la gente se disponía a salir de sus trabajos mientras yo me dedicaba a caminar y observar el reflejo de la puesta de sol en las hojas de los árboles que comenzaban a caer y fue ahí cuando la vi. Estaba rodeada de muchos cachorros y una perrita bastante tierna que se acercaba a ella y colocaba su cabeza sobre las piernas de Yura. Podía ver su felicidad, su sonrisa… eso era, su sonrisa me hacía sentir vivo, a diferencia de las otras chicas que había conocido, Yura era distinta… su sonrisa y su simpleza me hacían sentir que nada en este mundo era tan malo.

-vaya nos encontramos de nuevo Ahyoung-ssi…- me acerque observándola jugar con los cachorros, pero cuando alzo la vista y me vio, su sonrisa desapareció… “vamos sonríe, quiero verte sonreír…”
-creo que estas coincidencias son bastante molestas ¿no lo crees kwang-ssi?... además creo haberte dicho claramente ese día en la fiesta que no me llamaras por mi nombre real…-
-está bien, está bien, tu ganas Yura-ssi… ahora baja las armas que si me sigues mirando así pareciera que me estas disparando balas para matarme- dije tratando de alivianar el ambiente que se había formado entre los dos mientras tomaba en brazo a uno de los cachorros. – ¿Te dedicas a cuidar de ellos?- pude ver como su cuerpo se iba relajando poco a poco hasta que volvió finalmente a prestarle atención a los cachorros.
-sí, es solo que ocasionalmente pasaba por aquí y la he visto tener a sus bebés… pensé que tal vez necesitaría un poco de ayuda así que inconscientemente me vi trayéndole comida y agua todos los días-
Esta chica debe haber sido alguna clase de sacerdotisa o la mismísima imagen de caridad en su vida pasada, se notaba que lo que hacía era consciente pero ella se empeñaba en demostrar que era únicamente casualidad.
-¿no has pensado en quedarte con ellos?- le dije tratando de entablar una conversación
-no podría tenerlos a todos y creo que sería injusto si solo me llevo a uno de ellos-
-pues entonces encontrémosle un hogar ¿te parece?- le dije sonando lo más entusiasmado posible
- ¿Qué dices? ¿Cómo haremos eso?- Yura ahora me miraba con sus ojos que reflejaban la más pura inocencia que había visto hasta ese entonces.
-simple… ¡CHICOS Y CHICAS! ¡MIREN A ESTOS HERMOSOS CACHORROS! ¿NO SON GENIALES? ¿Por qué no adoptar uno y tener un buen compañero?- comencé a gritar como loco, tal vez porque realmente lo estaba, pero sentía que por ella haría lo que estuviera a mi alcance.
Luego de estar casi dos horas me senté exhausto en el suelo a un lado de dos cachorros y su madre.
-al fin y al cabo solo he conseguido que se llevaran a 4 cachorros, lo siento- le decía a la madre de los cachorros que quedaban mientras le hacía cariño y ella se dedicaba a lamer mi mano. En ese momento pude sentir algo tibio en mis mejillas y luego pude ver a Yura sentarse a mi lado.
-gracias por lo de hoy… la verdad no soy muy buena expresándome, sobre todo con los hombres… es por eso que también quiero disculparme por cómo te he tratado hasta ahora… no eres culpable de lo que me pasa pero aun así termino desquitándome contigo…- por primera vez me hablaba calmadamente y sin estar a la defensiva por lo que sentí un poco de alegría.
-no es necesario que me des las gracias después de todo no fui capaz de regalarlos a todos…-
-creo que solo podríamos regalar a uno más… quiero quedarme con ella y uno de estos hermosos ángeles- decía mientras tomaba en brazo a los cachorros.
-entonces creo que no me queda más opción que adoptar a esta bola de pelos regordeta- le dije riendo mientras sacaba de sus brazos al cachorro más gordo de los dos.

Fue en ese momento cuando vi tu sonrisa… “pude hacerte reír”, sentí como un calor empezaba a subir por todo mi cuerpo y por fin ahí logre comprender que me había enamorado de ti. -¿Cómo crees que debería ponerle a esta criaturita Yura-ssi?-
-hmm…. ¿Qué tal si le ponemos mandu? Es gordito y me gustan los mandus así que ese podría ser su nombre… además… llámame solo Yura… creo que después de todo es lo más justo- sonreí y asentí con mi cabeza sin decir nada más.
Fue así como empezamos a encontrarnos casi todos los días mientras sacábamos a pasear a aquellos cachorros que una vez vivieron en la calle, empezamos a compartir comidas y a pasar más tiempo del necesario el uno al lado del otro. Trate un par de veces de llamarte por tu nombre pero siempre terminabas enfadada y de laguna forma podía ver como tus ojos se nublaban de tristeza por lo que dejaba de hacerlo, pero seguía sintiendo la curiosidad de saber porque no podía llamarte por tu nombre… por tu hermoso nombre. Hasta que un día todo cambio, me invitaste a tu departamento y acepté feliz, lleve a mandu conmigo para que pudiera ver a su madre y a su hermano.
Llegué a tu casa y me recibiste con una sonrisa pero en el fondo sabía que habías estado llorando minutos antes de que llegara, pero guarde silencio, te salude y entre a tu casa, deje a mandu en el
suelo y rápidamente fue al encuentro de su familia, me miraste y me dijiste que tomara asiento y si quería algo para beber, te dije que un vaso de jugo era suficiente a lo que asentiste y fuiste a la cocina… no sabía que todo era una preparación para una declaración que jamás en mi vida espere.
Te sentaste, tomaste una gran cantidad de aire y lo botaste bruscamente.

-kwang-ssi… la verdad jamás había pensado decirte esto pero creo que estoy en la obligación debido a nuestra situación actual…-
La mire y sonriendo pregunte -¿De qué situación estamos hablando?...- le dije tratando de sonar como si no supiera ni siquiera cuanto era uno más uno.
-ya sabes… estamos pasando demasiado tiempo juntos, he notado como me cuidas y las veces que has querido tomar mi mano y yo la he quitado…- suspiro y continuo- no es que no me gustes ni nada por el estilo… así que es por eso que te pedí que vinieras hoy-
-Yura-ya me estas asustando ¿qué es lo que quieres decirme?-
- hace 6 años atrás cuando estaba en mi último año escolar tuve a mi primer novio y bueno sabes… pensé que todo sería un cuento de hadas, al fin y al cabo es lo que siempre piensan las chicas al tener a su primer novio, pero fui una ilusa… al mes de estar juntos me llamó por teléfono para que nos juntáramos en una cafetería a lo que acepte feliz, me arreglé como nunca y fui a su encuentro…-
Yura hizo una pausa y pude ver lo nerviosa que estaba, las lágrimas se juntaban en sus ojos pero ella no estaba dispuestas a dejarlas salir, por lo que tome su mano y la apreté fuertemente, ella me miro y respiro nuevamente.
-todo iba bien hasta que me empecé a sentir mareada, él dijo que me ayudaría, no recuerdo como lo hizo pero llegamos a un motel, según el con la excusa de que ahí podría descansar en la cama hasta que me sintiera mejor y luego nos iríamos… confié en él… pero… comenzó a besarme y a tocarme más de la cuenta… le dije que se detuviera que no quería pero el continuo… él… abuso de mi… y luego de haber hecho todo lo posiblemente asqueroso me dijo que era aburrida y que no entendía como tuvo que llegar al límite de colocar una pastilla en mi café para llevarme a la cama… me dejo en ese lugar con los recuerdos de sus manos tocándome y su boca diciendo mi nombre mientras abusaba de mi… es por eso… que no quiero que me llames por mi nombre… cada vez que lo oigo…-
La detuve, tome sus dos manos y las protegí con las mías, besé sus puños al menos unas diez veces tratando de calmar su dolor y también la ira que se iba formando en mi interior, no podía entender como un hombre había sido capaz de hacerle eso… Sentía que saldría y lo buscaría para encontrarle y matarlo a puñetazos, pero estaba con Yura, ella era su prioridad así que tratando de dejar su ira de lado, se levantó de su asiento para acercarse a Yura y abrazarle.
-tranquila… estoy aquí Yura… contigo… ya nada de eso volverá a ocurrir te lo prometo… estaré aquí a tu lado y me dedicare a cuidarte así que no te preocupes, no sabes cuan agradecido estoy de que me lo hayas contado... Gracias, gracias…- es todo lo que podía decir, ella había estado dispuesta a contarme su gran secreto y el responsable de aquellas pesadillas cuando ella se quedaba dormida en mi auto cuando volvíamos de algún lugar.


-¡OPPA!-
Volví en sí, había recordado aquella época en la que nos conocimos y también aquella época cuando Yura se dispuso a contarme la peor historia que podría haber escuchado. Moví mi cabeza hacia ambos lados tratando de dispersar aquellos recuerdos y le sonreí.
-¿no me dijiste que esperarías en el departamento?
- te demorabas por lo que baje a esperarte y me encontré con este amigo- me decía mientras me mostraba a aquel cachorro en sus brazos y tomando una de sus patas hacia el gesto de saludarme. –pero ¿Por qué te quedaste parado ahí? Parecías perdido en algún lugar ¿estás bien?...-
-claro ¿Cómo podría estar mal si tendré un almuerzo con la mejor chica de todas?- dije golpeando la punta de su nariz con mi dedo y dedicándole mi mejor sonrisa.
- ¡ajá! Espero que no pienses que por ese halago olvidare que hoy es tu turno de lavar los platos del almuerzo… ¡ah! Pero Oppa… ¿crees que mandu se enojaría si tuviera un hermano?-
-¿Por qué? ¡No me digas que minnie tuvo más cachorros!- le pregunte mientras reía a carcajadas
-¡NO! Lo digo por este amiguito… Oppa ¿lo cuidarías?- ahyoung me miraba al igual que aquel gato de esa película donde aparecía un ogro… ¿Cómo era? ¡Ah! Si, el gato con botas, exactamente como el, la mire por un par de segundos fijamente y luego asentí con mi cabeza.
-¡oh yeah! ¿Ves? Te lo dije jjangji, Oppa es una persona muy buena casi como yo- decía mientras comenzaba a girar con ese cachorro en brazos.
- ¿jjangji? ¿Se puede saber porque se llamará jjangji?- me miró fijamente ante mi cuestionamiento como si se sintiera ofendida si quiera por haber preguntado.
- sabes perfectamente que me gusta el jjangjangmyun Oppa y que mejor combinación de nombres para mandu que jjangji, es perfecto- me decía totalmente convencida de su razonamiento por lo que no pude más que reír.
-está bien, entonces será mandu y jjangji… me pregunto si piensas hacerme adoptar cachorros por cada comida que te gusta… jajaja, ok, ahora entremos la comida viene en estas bolsas y mientras más tiempo pasemos aquí menos tiempo tendremos para comer y luego salir a pasear ¿no?-
-¡claro!- fue su única palabra antes de entrar corriendo al edificio, su energía estaba intacta, luego de haberme contado todo, poco a poco fui ayudándola a ser aquella Yura que según Sojin era antes de conocer a aquel malnacido y eso me hacía sentir feliz…

“sonríe para mí… para siempre”

Créditos
FoTo: Alondra
Autora: Paola Rojas Toledo

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